martes, 28 de octubre de 2008

F    R    U    T    A

"Desperte, mire sobre mi hombro izquierdo, la vi.Y sucedio.."
Y ahí estaba.
La Respuesta a todas mis preguntas.
La Solución de todos mis problemas.
Puede parecer –admito la idea- un poco dependiente.
Pero cuando surge del corazón, se aferra al sistema respiratorio, el cerebro no lee más que las diapositivas que la vista imprimió de su cara. De sus ojos. De su boca.
Ay! Su boca. Pareciera fruta madura, la misma fruta, con el mismo sabor que deleita pronunciar lentamente la palabra f r u t a.
Se respondía sola. La Solución, tenía los brazos estirados hacia atrás. Dándole pista a una respiración prolongada. Entonces yo jugaba con esa respiración. Ora me adelantaba a su pulmón lleno. Ora lo vaciaba al unísono del suyo.
Claro, el pibe contento. Estaba comunicándose con el alma, con el lenguaje que comunica a los niños, los locos, lo enamorados –oh! causalidad, a los tres grupos, se los acusa de aislarse del mundo-. Y llenaba los pulmones al ritmo de su pecho que por cierto, ahí estaban, Redondos, tan apetecibles como la f r u t a de su boca.

Vacilaba, entonces.
¿Como habría de terminar esa poesía?
Ojala fuese como el libro de arena de Borges, aunque si siempre fuese el amanecer, nunca habría una noche estrellada, para los dos. Los dos. “Los dos” es ambiguo, Los dos tenemos varias facetas, creo que seria adecuado el termino “Nosotros”, que ahora –pesando mejor- representa plenamente todas sus partes y todas las mías, incluyendo el nexo que nos coordina, y el contexto en el que me duermo, porque cabe aclarar que me comenzaba a sentir algo risueño.
Y de pronto, de tanto jugar a imitar su respiración, Lo percibo, débil pero intenso.
Me llenaba, de sensaciones que desmesuradamente me traían más sensaciones.
Su olor.
Por algún motivo me recordaba a la hamaca y la pileta de mi abuelo en Parque Leloir. ¿Que relación había? La verdad no se, ¿que relación había entre El Orgasmo que me producía verla y los recuerdos en un patio, con el pasto crecido donde fui tan feliz?
Tac.
(Salto la ficha)
Ahí estaba. Ahí estaba, Nicolás Agustín meciéndose, arriba. Abajo, saltando y embarrándose hasta el cuello, riendo, de la vida, de la risa misma, casi como burlándose de las novias de jardín, que morían por él, mofándose de su horrible pero hermoso primer beso, de las hipotecas que no esperan, de los mates cocidos que a veces son el único alimento en días. Por supuesto, riendo porque soy niño, porque mama me hace cosquillas, porque me gustan los halcones galácticos y los pasan a la hora de tomar la leche. Claro, era todo precioso.

Es todo precioso.
Porque Ahí estaba, frente a Las Respuestas, frente a Las soluciones, la hamaca y la pileta, el barro y la chocolatada. Las cosquillas, como las de mama, en mi panza.
De golpe vuelvo.
Vuelvo al mundo.
Me acuerdo de todo.
Digo fruta, y solo es eso, una palabra.
Me aterrorizo, es como despertar de un sueño hermoso del que uno no quiere despertar.
Me desespero, y me toco el pelo.
Muy suavemente, se mueve para este lado.
Sin saber, siquiera, que un muchacho, la necesita para ver, oír, respirar, y hasta levantarse para trabajar.

Enrollo su panza con mi brazo, y muy bajo, casi grave susurro en su oído:
-Te Amo Sofía...
Dormida, dice:
-ñam ñam
Exploto en llanto, me río de Amor.
Y me duermo.



F R U T A

27/10/08





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